De camaleones y otros bichos…

¿Cuantas veces me habré sonrojado en el pasado?, recuerdo que solo han sido pocas, el color de mi tez y la poca cantidad de vasos capilares en las capas más externas de la piel no son muy propicias para que ocurra esto. Sin embargo mis orejas me delatan, el efecto de ruborizarse es visible en esta parte corporal (y luego se dice que también el estómago se sonroja, pero para verlo es complicado). En este punto de mi vida, donde creo conocerme un poco mejor, o al menos tengo más consciencia de mi entorno interno y externo, sé que para ruborizarme hay 2 razones; que me coqueteé una mujer extremadamente atractiva, y la más frecuente, que tenga pena por algo que dije y no pude cumplir.

Pues así me siento, con un poco de calor en el rostro (aún a pesar del frío que está haciendo). Y es que a esta fechas sigo abrazándome de la pereza y no he entrenado como debiera. La cita con el maratón es el 7 de Marzo y a escasos 44 días lo más que he corrido son 90 minutos a ritmo de viejito con bordón. Si esto sigue volveré a presentarme al maratón en calidad de turista, sin aspirar a mejorar mi tiempo, y quien sabe… tal vez sea la primera vez que abandone de verdad, ya no hay mucho que entrenar, solo mantenerme en forma para no desfallecer en el intento.

Tal vez la próxima ocasión escriba para contar si hubo un cambio de condiciones… al día de hoy, corro en días que terminan en “o”.

Felices kilómetros.

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